¿Por qué estudiar arte?
Considerando que el aprendizaje artístico y la experiencia
estética forman parte de los aspectos más sofisticados de la actividad y del
sentimiento humano, no debemos esperar de ellos más de lo que somos capaces de
ofrecer.
Para Dewey, el arte es una forma de experiencia que
vivifica la vida; ayuda a que el organismo en crecimiento se de cuenta de que
esta vivo; provoca sentimientos tan elevados que puede llegarse a identificar
esta experiencia como evento único en la vida. Para Dewey, con el termino arte
aludimos a dicha experiencia, esta es intrínsecamente valiosa,
relativamente infrecuente y no puede distorsionarse para
servir a otros fines. Al emplear para otros fines objetos y acontecimientos que
aporta la experiencia estética se están violando las características propias
que el arte posee.
El arte proporciona los vínculos que consolidan el rito.
Produce afiliación mediante su poder de impactar en las emociones y generar
cohesión entre los hombres. Revela lo sublime y amplía nuestra conciencia. En
resumen, las funciones del arte son múltiples. Si realizar tales funciones es
tarea de la educación, entonces difícilmente puede negarse el lugar del arte en
dicha tarea.
¿Qué funciones realiza el arte? Las
obras de arte sirven para criticar a la sociedad en la cual han sido creadas y
presentar así ante nuestra atención metáforas visuales a través de las cuales
se transmiten ciertos valores. A menudo, la obra de arte presenta ante nuestros
sentidos un conjunto de valores, positivos o negativos; la obra elogia o
condena, pero comenta el mundo y nos hace sentir algo frente al objeto que
representa, a condición de que hayamos aprendido a “leer su mensaje”.
En definitiva, el artista
funciona frecuentemente como un crítico social y como un visionario. Su obra
permite que aquellos de nosotros que poseemos menor capacidad de percepción
aprendamos a ver lo que permanecía oculto; habiendo visto lo oculto a través
del arte, conseguimos hacernos mejores.
Las obras de arte nos
transportan también al mundo de la fantasía y del sueño. Nos hacen revivir
viejas imágenes y nos transportan con las alas de la imagen visual al mundo
fantástico del sueño. Estas obras nos ayudan a participar de nuevo en los
momentos mágicos de la mente y a revelar ideas y sentimientos escondidos en sus
entresijos.
Las artes visuales no sólo
funcionan en estos sentidos; llaman también nuestra atención sobre los aspectos
aparentemente triviales de nuestra experiencia, lo cual nos permite hallar
nuevo valor en ellos. La mirada del artista encuentra placer y significado en
la sugerente sutileza de las reminiscencias y lugares de nuestra existencia. La
obra de arte muestra estas instituciones, las hace vivenciar y despierta de
nuevo nuestra conciencia hacia lo que hemos aprendido a no ver. Así, el arte es
el peor enemigo de la mediocridad, de lo mundano. Sirve para ayudarnos a
redescubrir el sentido del mundo de la visión, desempeña un importante papel en
el desarrollo de la vida de la sensibilidad y funciona como una imagen de lo
que podría ser la vida.
El arte proporciona también los
vínculos que consolidan el rito. Produce afiliación mediante su poder de
impactar en las emociones y generar cohesión entre los hombres. Revela lo
inefable y amplía nuestra consciencia. En resumen, las funciones del arte son
múltiples. Si realizar tales funciones es tarea de la educación, entonces
difícilmente puede negarse el lugar del arte en dicha tarea.
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